Sí, Papis. Ya hacía mucho tiempo que no me quedaba solo en verano. Tere, Sandra e Iván, se han ido unos días a la playa con mis suegros. Hasta aquí, todo normal. Pero algo ha cambiado. Algo trascendental para mí.
Ahora ya no puedo irme, como hacía entonces, a comer a vuestra casa, y sentarme a vuestro lado, juntos, los tres, en la mesa que compartimos tantas décadas.
Tú, Mami, cocinabas un montón de platos que me gustaban mucho. Conocías a la perfección mis preferencias culinarias. Y cuando me volvía a casa, siempre me metías, en una bolsa de deportes, un montón de envases con comidita que previamente habías cocinado.
Te llevaba la ropa sucia y, cuando volvía, la tenías preparada, planchada y lista para que también me la llevara. Os encantaba que fuera a veros. Lo sé. Siempre lo supe. Igual que sé, cómo esperaba Papá, mirando por la ventana, hasta que nos veía aparecer. Sólo había que mirarle la cara que ponía cuando sus nietos corrían a su encuentro.
Luego, cuando volvían de la playa, nos íbamos con vosotros a pasar unos días a vuestra casa de la Sierra, ésa a la que ahora nos toca ir solos, y que tanto os gustaba, sobre todo a ti Papá.
Nunca he dejado de echaros de menos y nunca dejaré de hacerlo. Pero en estos momentos, esa sensación se acrecienta, y mucho.
Bueno. He de acostumbrarme a ello. Al fin y al cabo, debo pensar que ahora, en cierto modo, os tengo mucho más cerca. Sé que estáis aquí conmigo, ahora mismo y siempre, y que seguís cuidándome y queriéndome. Como hicisteis todo vuestra vida. Con auténtica locura. La misma locura con la que adoráis a vuestros nietos. Ellos tampoco os olvidan. Siempre seréis sus Yoyos Juan y Mari.
Os quiero mucho Papás. Voy a ver s saco un ratillo y os pongo aquí el video de Iván bailando en la exhibición de su Escuela de Baile. ¡¡¡ Cómo baila el tío !!!.
Ahora ya no puedo irme, como hacía entonces, a comer a vuestra casa, y sentarme a vuestro lado, juntos, los tres, en la mesa que compartimos tantas décadas.
Tú, Mami, cocinabas un montón de platos que me gustaban mucho. Conocías a la perfección mis preferencias culinarias. Y cuando me volvía a casa, siempre me metías, en una bolsa de deportes, un montón de envases con comidita que previamente habías cocinado.
Te llevaba la ropa sucia y, cuando volvía, la tenías preparada, planchada y lista para que también me la llevara. Os encantaba que fuera a veros. Lo sé. Siempre lo supe. Igual que sé, cómo esperaba Papá, mirando por la ventana, hasta que nos veía aparecer. Sólo había que mirarle la cara que ponía cuando sus nietos corrían a su encuentro.
Luego, cuando volvían de la playa, nos íbamos con vosotros a pasar unos días a vuestra casa de la Sierra, ésa a la que ahora nos toca ir solos, y que tanto os gustaba, sobre todo a ti Papá.
Nunca he dejado de echaros de menos y nunca dejaré de hacerlo. Pero en estos momentos, esa sensación se acrecienta, y mucho.
Bueno. He de acostumbrarme a ello. Al fin y al cabo, debo pensar que ahora, en cierto modo, os tengo mucho más cerca. Sé que estáis aquí conmigo, ahora mismo y siempre, y que seguís cuidándome y queriéndome. Como hicisteis todo vuestra vida. Con auténtica locura. La misma locura con la que adoráis a vuestros nietos. Ellos tampoco os olvidan. Siempre seréis sus Yoyos Juan y Mari.
Os quiero mucho Papás. Voy a ver s saco un ratillo y os pongo aquí el video de Iván bailando en la exhibición de su Escuela de Baile. ¡¡¡ Cómo baila el tío !!!.
