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miércoles, 4 de agosto de 2010

TENGO OTRA CARTA. ESTA VEZ PARA TI, MAMÁ.

Ayer volvieron Tere y los niños de la playa. Ya no estoy solito. Me he apañado bien. Ya me conocéis. Me suelo adaptar bien a todo. No tengo demasiado problema. Vienen todos con bastante color, no morenos, morenos, pero sí con colorcillo.

Nada más llegar, y como ya me había adelantado por teléfono, Sandra me dijo que, como ya hiciera con Papá, escribiendo esa carta tan bonita que llegó incluso a ser premiada, como os conté en otro post, en un concurso al que le animé se presentara, te había escrito otra a ti.

Como no podría ser de otra forma, me he emocionado mucho al leerla. Me ha encantado. Y supongo que a vosotros también os gustará.

Aquí os la dejo. Es como siempre os cuento. Vuestros nietos, Sandra e Iván, nunca se van a olvidar de vosotros. Y es algo que me alegra un montón, y que, en cierto modo, me ayuda a sobrellevar la profunda tristeza que vuestra pérdida me causó, y que aún me causa.

CARTA PARA MI YAYA MARI.

Abuela, ya hice una carta a tu marido, abuelo mío, el Yoyo Juan, y ahora te toca a ti. Tengo un montón de cosas que contarte. Supongo que ya las sabes, pero no me importa. Quiero hacerlo.

Abuela, tu estás en el cielo, yo, en la tierra. Fuiste una gran abuela, mujer, madre y suegra. Aún lo eres.

En el universo hay planetas, en la galaxia hay estrellas, y yo, en la tierra, tengo a mi abuela aunque la mala suerte hiciera que no pueda estar ya cerca de ella. Si yo tuviera alas, subiría al cielo, y, cada día, os visitaría a ti y al abuelo.

Todas las noches rezo un Padrenuestro, y de esa forma estoy mas cerca vuestro. Si te reencarnaras, lo harías como ángel, porque persona mejor que tú, no creo que exista. Pienso que si Dios te subió al cielo con él, es porque te quería cuanto antes en su reino. Porque ése era el lugar que te correspondía, a su lado.

Sé que me cuidabas cuando estabas a mi lado, y ahora desde el cielo también sé que lo sigues haciendo.

Tú, abuelita querida, jugabas siempre conmigo, me llevabas al parque, y nunca jamás me dejaste sola. Siempre estabas ahí, y así, de esa forma, me hacías muy feliz. Yo te quería mucho, lo mismito que al abuelo Juan, y os seguiré queriendo en los años venideros.

Todavía recuerdo tu cara, llena de alegría, iluminada, cada vez que veías a tu familia, que siempre mantuviste muy unida. Nos veíamos continuamente y nos reuníamos en las fiestas más importantes, como cumpleaños, fiestas o en las Navidades.

Te recuerdo siempre al lado del abuelo, antes y, por supuesto, después, cuando se puso malito. Nunca te separaste de él, ni en lo bueno ni en lo malo.También recuerdo cómo era tu sonrisa de mejilla a mejilla, que a veces se cerraba, debido a las circunstacias, pero que , en seguida, volvía a abrirse.

Cuando murió el yoyo Juan, fuimos a pasar unos días a tu casa, para estar contigo en esos difíciles momentos, y hacerte compañía. Aún entonces y a pesar del terrible dolor que afligía tu corazón, pude comprobar, de nuevo, lo mucho que le querías. A él y a todos nosotros. En mi corazón hay un gran vacío, que es el que dejasteis ambos, al desaparecer.

En solo dos años, el Dios en el que creo, se llevó a las personas que quería, las que estaban a mi lado, y me hacían compañía. Eran dos de mis seres más queridos, además de los que aún siguen aquí conmigo.

Y por muy lejos que estén, estoy convencida de que siempre tendré a mi abuela, y a mi abuelo, conmigo, cuidando de mí, y queriéndome, a pesar de la distancia. Sé que habéis descubierto la forma de hacerlo y que nunca jamás os separéis de vuestros seres más queridos.

Yaya Mari, tu recuerdo es permanente, sigues siendo un ser vivo, no en cuerpo, pero si en espíritu. No te puedo ver, pero te siento a mi lado, y esa sensación durará mientras viva. Y después, cuando yo taambién, algún día, abandone este mundo, nos volveremos a encontrar y permaneceremos juntos para siempre jamás.

Abuela, abuelo, sois un recuerdo permanente y duradero, y por eso y por todo lo dicho, os quiero.

Sois un recuerdo eterno. Mi recuerdo.

Un beso muy fuerte Yoyos. Abuelitos, siempre os he querido, y siempre os querré.


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Sandra está conmigo ahora mismo, viendo como la publico. Me dice que áun tiene que repasarla y que no está terminada del todo. Pero bueno, yo la dejo aquí. Si la modifica mucho, ya la editaré.

Un beso muy fuerte, Papis.

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