Ads by Smowtion.

lunes, 30 de agosto de 2010

MUCHÍSIMAS GRACIAS PAPÁS.

Hoy he recibido un montón de felicitaciones por mi cumpleaños. Y aunque la vuestra no pueda oírla, sé que también la tengo. Muchas gracias Papis.

Gracias por cuidarme. Por estar pendientes de mí en todo momento. Por tantos y tantos cumpleaños que pudimos celebrar juntos. Por esos regalos que con tanta ilusión me hicisteis año tras año. Bastaba con mirar vuestras caras mientras me los entregabais, para darse cuenta de ello.

El mejor de esos regalos, ha sido teneros siempre conmigo, a mi lado, y ese cariño que sobradamente me demostrasteis durante toda vuestra vida.

Gracias por sacrificaros en mil y una ocasiones, por no despegaros de mí cuando estuve enfermo, por querer tantísimo a vuestros nietos, por vuestra tremenda y continua demostración de cariño hacia todos nosotros.

Además, soy consciente de que cada año que pasa, me resta uno menos para volver a encontrarme con vosotros y estar juntos de nuevo. Ya, ya, ..., ya sé que no tenéis prisa alguna en que eso ocurra, pues eso supondría que el que yo abandonase a otros seres queridos aquí. Tranquilos. Espero seguir dando guerra mucho más tiempo aún por aquí.

Daría lo que fuera por teneros conmigo celebrando este día. Cualquier cosa, de verdad. Pero no es posible. Lo sé. De todas formas, estoy seguro de que estaréis sentado a nuestro lado mientras lo celebramos. No os lo perderíais por nada del mundo. ¿ A que no ?.

Un beso muy fuerte Papis. Os quiero muchísimo. Hasta la noche.

lunes, 23 de agosto de 2010

YA ESTAMOS DE VUELTA.

Hola Papis. Ya terminaron las vacaciones. Y como siempre, se han acabado en un abrir y cerrar de ojos. Da igual que sean 5, 7 o 10 días. El caso es que casi ni te enteras. Pero bueno, lo hemos pasado bien y hemos descansado. Ahora toca volver al trabajo.

Estuvimos estos días en vuestra casa de la Sierra. Aprovechamos para hacer algunas reparaciones. Antes, cuando estabas tú, Papá, solucionabas prácticamente cualquier problema que surgía. Pero yo no soy tan manitas. Ya lo sabes. Y mira que insitías en que te mirara cuando estabas arreglando algo, pero no hubo manera.

Nos han reparado la tubería del riego, que reventó con los hielos invernales. Y también la caldera. Ya han pasado casi diez años desde que se instaló y nunca había hecho falta, pero fallaba el quemador. Ya está solucionado.

Tere ha estado empleándose a fondo, también como siempre, a la hora de mantener todo bien limpio. Y su padre, mientras pasaban con nosotros un par de días allí, ha estado repasando la pintura de puertas y ventanas, y terminando de recoger la hierba que desbrocé yo con anterioridad. Siempre que va, lo primero que hace es dar una vuelta y ver qué hace falta en la casa. Cuando estabais ambos, lo cierto es que casi todo nos lo solucionabais, cada uno dentro de su especialidad. Ahora sólo queda él, pero nos sigue reparando todo lo que puede.

Los canalones estaban llenos de porquería que, amablemente, van depositando los simpáticos pajaritos. Mediante una escalera de bastantes metros de altura que nos dejó el vecino, y mientras casi la totalidad de la familia la sostenía, pude alcanzarlos y conseguir que el agua corriera bien de nuevo. Subí y bajé por ella sin mirar mucho hacia abajo, eso sí.

Nos vinieron a poner toldos en la parte trasera. Se nota un montón la diferencia de temperatura respecto a la que había antes de instalarlos. Estabais pensando en ponerlos, aunque, por desgracia, no os dio tiempo.

Pero no todo ha sido trabajar. Nos hemos bañado en la piscina casi todos los días. Bajamos un día a las fiestas del pueblo. Y nos acercamos varias noches al Cine de Verano a ver unas cuantas películas y cenar allí. Yo me he dedicado a hacer todas esas cosillas que sabéis me gustan tanto: leer, escuchar música, jugar algunas partiditas de cartas, ... . No me hace falta nada más para pasarlo en grande.

Por las noches, mientras me fumaba un cigarrillo fuera, me iba siempre a tu rincón preferido, Papá. Ése en el que te sentabas cada noche a disfrutar con esa corriente de aire que hace allí, justo detrás de la pared del salón, en la esquina de la terraza. La silla está todavía allí, y no puedo evitar sentir la sensación de que tú estás sentado en ella, junto a mí, como tantas veces en el pasado, mientras Mamá terminaba de recoger la Cocina. Y es una sensación que me encanta.

Aunque ya los niños se van haciendo mayores, puse los columpios que les compraste. Aún se suben de vez en cuando y a mí me gusta seguir viendo todo exactamente igual que tú lo tenías.

También paso bastante tiempo en el garaje, al lado de todas esas herramientas que aún siguen allí, y que, en tantas ocasiones, utilizaste, querido Papá. Es otra de las cosas que hacen que me sienta muy cerca de ti. Es casi, pero sólo casi, como si siguieras allí.

A pesar de todo, me sigo sintiendo muy triste por no veros allí, junto a vuestros nietos, jugando con ellos. Se acuerdan mucho de vosotros, sus queridos Yoyos Juan y Mari. Todos lo hacemos. Es normal. Son innumerables los detalles que hacen que sea así. Si miramos al techo, vemos los ventiladores que pusiste. Si los encendemos, utilizamos la barra que hiciste con el fin de no tener que subir a ningún lado para llegar a ellos. Si pongo la calefacción, veo el termostato que instalaste. Cuando riego, abro las llaves de paso que pusiste. Y así con todo.

En fin, que nos lo hemos pasado muy bien. Espero tener ocasión de volver pronto. Si todo va bien, no tardaremos demasiado en volver.

Un beso muy fuerte Papás. Os quiero mucho. Hasta esta noche.

miércoles, 4 de agosto de 2010

TENGO OTRA CARTA. ESTA VEZ PARA TI, MAMÁ.

Ayer volvieron Tere y los niños de la playa. Ya no estoy solito. Me he apañado bien. Ya me conocéis. Me suelo adaptar bien a todo. No tengo demasiado problema. Vienen todos con bastante color, no morenos, morenos, pero sí con colorcillo.

Nada más llegar, y como ya me había adelantado por teléfono, Sandra me dijo que, como ya hiciera con Papá, escribiendo esa carta tan bonita que llegó incluso a ser premiada, como os conté en otro post, en un concurso al que le animé se presentara, te había escrito otra a ti.

Como no podría ser de otra forma, me he emocionado mucho al leerla. Me ha encantado. Y supongo que a vosotros también os gustará.

Aquí os la dejo. Es como siempre os cuento. Vuestros nietos, Sandra e Iván, nunca se van a olvidar de vosotros. Y es algo que me alegra un montón, y que, en cierto modo, me ayuda a sobrellevar la profunda tristeza que vuestra pérdida me causó, y que aún me causa.

CARTA PARA MI YAYA MARI.

Abuela, ya hice una carta a tu marido, abuelo mío, el Yoyo Juan, y ahora te toca a ti. Tengo un montón de cosas que contarte. Supongo que ya las sabes, pero no me importa. Quiero hacerlo.

Abuela, tu estás en el cielo, yo, en la tierra. Fuiste una gran abuela, mujer, madre y suegra. Aún lo eres.

En el universo hay planetas, en la galaxia hay estrellas, y yo, en la tierra, tengo a mi abuela aunque la mala suerte hiciera que no pueda estar ya cerca de ella. Si yo tuviera alas, subiría al cielo, y, cada día, os visitaría a ti y al abuelo.

Todas las noches rezo un Padrenuestro, y de esa forma estoy mas cerca vuestro. Si te reencarnaras, lo harías como ángel, porque persona mejor que tú, no creo que exista. Pienso que si Dios te subió al cielo con él, es porque te quería cuanto antes en su reino. Porque ése era el lugar que te correspondía, a su lado.

Sé que me cuidabas cuando estabas a mi lado, y ahora desde el cielo también sé que lo sigues haciendo.

Tú, abuelita querida, jugabas siempre conmigo, me llevabas al parque, y nunca jamás me dejaste sola. Siempre estabas ahí, y así, de esa forma, me hacías muy feliz. Yo te quería mucho, lo mismito que al abuelo Juan, y os seguiré queriendo en los años venideros.

Todavía recuerdo tu cara, llena de alegría, iluminada, cada vez que veías a tu familia, que siempre mantuviste muy unida. Nos veíamos continuamente y nos reuníamos en las fiestas más importantes, como cumpleaños, fiestas o en las Navidades.

Te recuerdo siempre al lado del abuelo, antes y, por supuesto, después, cuando se puso malito. Nunca te separaste de él, ni en lo bueno ni en lo malo.También recuerdo cómo era tu sonrisa de mejilla a mejilla, que a veces se cerraba, debido a las circunstacias, pero que , en seguida, volvía a abrirse.

Cuando murió el yoyo Juan, fuimos a pasar unos días a tu casa, para estar contigo en esos difíciles momentos, y hacerte compañía. Aún entonces y a pesar del terrible dolor que afligía tu corazón, pude comprobar, de nuevo, lo mucho que le querías. A él y a todos nosotros. En mi corazón hay un gran vacío, que es el que dejasteis ambos, al desaparecer.

En solo dos años, el Dios en el que creo, se llevó a las personas que quería, las que estaban a mi lado, y me hacían compañía. Eran dos de mis seres más queridos, además de los que aún siguen aquí conmigo.

Y por muy lejos que estén, estoy convencida de que siempre tendré a mi abuela, y a mi abuelo, conmigo, cuidando de mí, y queriéndome, a pesar de la distancia. Sé que habéis descubierto la forma de hacerlo y que nunca jamás os separéis de vuestros seres más queridos.

Yaya Mari, tu recuerdo es permanente, sigues siendo un ser vivo, no en cuerpo, pero si en espíritu. No te puedo ver, pero te siento a mi lado, y esa sensación durará mientras viva. Y después, cuando yo taambién, algún día, abandone este mundo, nos volveremos a encontrar y permaneceremos juntos para siempre jamás.

Abuela, abuelo, sois un recuerdo permanente y duradero, y por eso y por todo lo dicho, os quiero.

Sois un recuerdo eterno. Mi recuerdo.

Un beso muy fuerte Yoyos. Abuelitos, siempre os he querido, y siempre os querré.


-----------------------------------------------------

Sandra está conmigo ahora mismo, viendo como la publico. Me dice que áun tiene que repasarla y que no está terminada del todo. Pero bueno, yo la dejo aquí. Si la modifica mucho, ya la editaré.

Un beso muy fuerte, Papis.

HAZ CLICK AQUÍ.