Ads by Smowtion.

jueves, 3 de junio de 2010

AYER TUVE GUARDIA EN EL COLEGIO, Y, ADEMÁS, LA OCASIÓN DE VOLVER A TENER ENFRENTE A ALGUIEN A QUIEN NO VEÍA DESDE HACÍA CASI DOS DÉCADAS.

Como en otras muchas ocasiones desde hace ya más de 20 años, ayer estuve de guardia en el Colegio de Abogados. Como ya sabéis, en este Turno, el de Asistencia al Detenido, nos puede tocar ir a cualquier Juzgado o Comisaría de la Comunidad de Madrid.

Desde que comencé a hacerlas, siempre he tenido el inmenso placer de llevar a un copiloto muy especial, que me ha acompañado en todas y cada una de ellas. A ti, querido Papá.

Como siempre, la primera llamada tiene lugar, de forma violenta e intempestiva, y sin remordimiento alguno, sobre las 7 o 7 y media de la mañana. No tienen consideración alguna. La última vez, era para comunicarme que me tocaba ir a los Juzgados de Plaza de Castilla, y que estuviera allí sobre las 10 de la mañana. Le comenté que bien estaba que avisasen con tiempo, pero que no era necesaria tanto, Con que me avisaran a las 8 y media, ¡¡¡ que ya está bien !!!, era suficiente para que llegase a esa hora.

En cuanto recibía la llamada, te avisaba y pasaba a recogerte. Tú fuiste mi guía durante todos esos años. Sabías llegar a cualquier sitio, conocías todas las direcciones y me ibas indicando por dónde me tenía que meter, hasta llegar a nuestro destino. Y sin GPS ni nada parecido.

Ahora no tengo más remedio que llevar uno. Pero, por supuesto, no hoy comparación posible. Te prefiero mil veces a ti.

Siempre me invitabas a desayunar en la localidad a la que nos tocaba acudir. Lo hemos hecho en muchos sitios: Aranjuez, Torrelodones, Parla, Pinto, Getafe, Algete, El Escorial, Villalba, …, y en un montonazo de barrios de Madrid.

Incluso cuando ya no podías comer alimentos sólidos, me seguías invitando y, aunque parezca mentira, disfrutabas sólo con verme comer a mí. Lo mismo que hacías cuando comíamos toda la familia en casa, como ya he contado en este Blog, y tú te limitabas a mirarnos con una sonrisa de oreja a oreja. No todo el mundo, incluido yo mismo, sería capaz de hacerlo. Pero claro, no muchos pueden presumir de tener la entereza y corazón que tú posees. Ni de eso, ni de muchas cosas más.

Esperabas pacientemente en el coche, o dándote una vuelta por los alrededores, hasta que yo salía del Juzgado o Comisaría. Leías el periódico, o esa revista que tanto te gustaba, la de Segunda mano. Y a veces, pasaban 3 y 4 horas hasta que volvía. No te importaba. Estabas con tu hijo y eso te encantaba.

Volvíamos a comer con mamá a casa y luego seguíamos con la tarea.

¡¡¡ Cómo me gustaría poder seguir viéndote sentado, a mi lado, en ese asiento de copiloto !!!.

Muchas veces lo miro. Está vacío. Pero yo tengo la sensación de que tú, de alguna forma, estás en él. ¿¿¿ A que sí, Papi ???. Pues claro que sí. No te lo perderías por nada del mundo.

¡¡¡ Nos habéis demostrado vuestro amor de tantas formas distintas !!!. Muchísimas gracias Papás.

Cambiando de tema, por la tarde, tuve ocasión de reencontrarme con una personita a la que hacía casi 20 años que no veía.

Ya sabéis lo mucho que me gusta volver a encontrarme con la gente que, de una u otra forma, han formado parte de mi vida, y a la que, como no podría ser de otra forma, la tengo un cariño muy especial.

Ya lo he hecho con compañeros del Colegio. Y tuve suerte, Logré ver, por ejemplo, y en varias ocasiones, a mi querido, y recordado, amigo José Luis, al que conocéis a la perfección, a tiempo. Y digo esto, porque, como también sabéis, el pobrecito falleció tan solo un año después. Para que luego digan que el destino no existe. Y eso no es lo más importante. Conseguí hablar con él cuando ya no lo esperaba, puesto que, casi sin fuerzas, y estando prácticamente en coma desde hacía varios días, al oír el sonido del móvil de su mujer, que había salido a hablar con los médicos, despertó y descolgó. Ya lo conté en el otro Blog. Fue un verdadero milagro. A las pocas horas, y sin poder hablar con nadie más, exhaló su último suspiro.

Pues bien, ayer, por la tarde, tomé una coca-cola ( ya sabéis lo mucho que me van las bebidas fuertes ), con una amiga muy especial. Una amiga con la que pasé muchos momentos inolvidables, tras conocerla en la Universidad en la que ambos estuvimos estudiando. Su nombre seguro que os suena: Virginia.

Un estupenda persona, alegre, divertida, extrovertida, y muy, muy simpática, que, aún con el paso de los años, sigue conservando esa sonrisa tan bonita que siempre tuvo y ese sentido del humor que yo tanto valoro en las personas.

La vida ya nos da suficientes disgustos, y si no que me lo digan a mí, como para pasarla privados de ese sentido tan importante o más que los otros cinco. Y ella lo sigue conservando. Deseo, de todo corazón, que no lo pierda, pase lo que pase. Lo demás da igual. Pero el sentido del humor no hay que perderlo nunca. Hay que saber reírse hasta de uno mismo.

Mientras la oía hablar, y al escuchar esa risa que tan familiar me era, parecía como si no hubiesen pasado años, sino, como mucho, semanas, entre esta reunión y la última vez en que estuvimos juntos.

Me alegré mucho de volver a verla. Y, es de suponer, que a ella también le gusto. Al menos corriendo no salió, jajaja.

Aunque el paso de los años nos va marcando, de forma inexorable, a todos, puedo aseguraros que a algunas personas, no les afecta tanto como a otras. Algo hemos cambiado, naturalmente, pero aún nos conservamos en buena forma, al menos, exteriormente.

Fue un buen día y lo pasamos de rechupete recordando viejos tiempos. Espero que no tengan que transcurrir otros veinte años para volver a echar unas risas juntos. Seguro que no.

Bueno, voy a terminar unas cosillas del trabajo mientras oigo algo de música, y me iré a la cama. Luego hablamos un ratito más.

Un beso muy fuerte, Papis.

No hay comentarios:

HAZ CLICK AQUÍ.